Peeling es un término que proviene del inglés peladura y se utiliza para denominar aquellos procedimientos que están orientados a producir la renovación celular con la finalidad de devolver a la piel su aspecto y tersura normal y natural.
El método que vamos a seleccionar y la intensidad de su acción van a depender de las necesidades tanto estéticas y cosméticas, como dermatológicas de la persona en cuestión. El peeling está especialmente indicado en los casos de: corrección de arrugas, queratosis, pigmentaciones, espinillas, cicatrices de acné, entre otros.
Podemos clasificar los tipos de peeling de la siguiente manera:
- Peeling físico: rayos laser, rayos ultravioletas.
- Peeling químico: ácido tricloroacético, resorcina, nieve carbónica, ácido glicólico, ácido fénico, etc.
- Peeling biológico: ácido retinoico, enzimas.
- Mecánico: cepillo rotatorio.
Pero ojo!, debemos tener precauciones:
El peeling químico es el más utilizado y se realiza mediante la aplicación de agentes queratolíticos que, luego de unos días, forman una capa fina que se desprenderá espontáneamente, dejando ver luego una piel más tersa con menos arrugas. Es muy importante manejarse con suma precaución, para que la acción química se manifieste en la epidermis dentro del grado de penetración propuesto.
Por ello debemos acudir solo a centros de confianza, que nos den la seguridad necesaria que nuestra salud se merece.
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